Al empezar con las clases presenciales después de un alejamiento de dos años, pensamos que nos enfrentábamos a un gran reto padres y docentes frente a la formación de los niños y adolescentes.

¿Como iban a repercutir en las familias los cambios postpandemia? ¿Estábamos preparados?

Ya no somos los mismos… todos hemos pasado por un trance experimental muy fuerte. Los niños y adolescentes constituyen un colectivo de especial vulnerabilidad. Esta pandemia se asocia con el incremento de factores psicosociales, tales como: pérdida de hábitos saludables, violencia intrafamiliar y abuso de nuevas tecnologías. Y la única solución es UNIRNOS formando un frente de amor, reflexión y comunicación efectiva. Establecer claramente que necesitamos apoyo mutuo. Entonces se pensó en brindar herramientas para los padres que estén acordes al siglo XXI, porque las herramientas con las que contábamos hasta ahora nos resultan insuficientes.

Tenemos la obligación de prepararnos adecuadamente y vencer la influencia que las redes sociales están causando a nuestros estudiantes…sus hijos.

Las acciones tenemos que tomarlas en consenso de padres y educadores, realizando charlas mensuales con distintos temas de interés, que sean prácticos y funcionales para aplicarlos en los hogares, y a la vez que tengan relación con el Programa de Inteligencia Emocional que ensenan los docentes en sus clases formativas. Sentimos que hemos dado un paso adelante, que ya empezamos el cambio. Dentro del Consejo de Padres se han formado grupos de apoyo y uno de estos es el de Bienestar y ahora tenemos reuniones periódicas y así podemos formar el equipo que puede impulsar el programa para Padres. Estamos en búsqueda del nombre que nos identifique y pronto lo daremos a conocer.

Psicopedagógico CBI